Ilustración de Priscila Barbosa Sí, el ciclo menstrual afecta a muchas parcelas de nuestra vida. Por mucho que se empeñen los anuncios, es un secreto a voces. Los dolores y molestias que durante un tiempo fueron la mayor preocupación de las mujeres, han dado paso hoy en día a las virtudes y dones a los que el ciclo menstrual nos abre la puerta. Por eso, más allá de los síntomas con los que se manifieste, cada vez somos más las mujeres que vivimos la ciclicidad como una forma de recuperar sentidos originarios y libres de lo femenino, sentidos que escapan de la pobreza simbólica en la que el patriarcado introduce a las mujeres. Puede que esto te suene a chino, pero si has llegado hasta aquí, te animo a seguir leyendo que ahora viene lo mejor. Uno de esos sentidos libres está relacionado con el deseo y su curso cambiante, como la vida misma, a lo largo del ciclo menstrual. Un deseo que se presenta amplio, rico y diverso, y que difícilmente se deja encasillar. Un deseo que alguna mujeres nombran como “irreductible”. Esto significa que nuestro deseo cambia renovándose continuamente y haciéndose infinito. Antes de seguir, quiero detenerme un momento en la palabra deseo. Si bien algunas podréis estar pensando que hay deseos que no son “sexuales”, me estoy refiriendo al deseo en el más amplio sentido de la palabra, pues parto de la idea de que el deseo propiamente erótico tiene todo que ver con el deseo de vivir en su máxima amplitud. La capacidad de disfrutar de una comida, de un paseo, de una conversación, de un masaje, de un beso o de relaciones sexuales está completamente relacionada. En su origen etimológico encontramos el significado de “libido”, una palabra que designa la energía sexual y cuyo origen indoeuropeo remite a la palabra “amor”. Así que, en la fuente lingüística de la palabra deseo, está el amor. De tal forma podríamos afirmar que el amor es fuente de deseo. Por lo tanto, todo aquello que amemos, será fuente de deseo. De alguna u otra forma son muchas las mujeres que reconocen el cambio de su deseo en sus cuerpos a lo largo del ciclo menstrual. Algunas sienten que tienen más libido durante la ovulación y otras lo sienten aumentar justo unos días antes de que llegue la menstruación. Más allá de cómo se manifieste ese deseo, lo interesante es observar y distinguir hacia dónde nos dirige su movimiento: seguir su curso y su rastro a medida que los cambios y las fases del ciclo se suceden. No existe un único patrón ni una ecuación mágica. Las formas que adopta el deseo a lo largo del ciclo menstrual es diferente en cada mujer, así como puede ser también diferente la forma en la que se manifiesta en una misma mujer de un mes a otro. Decir otra cosa sería caer de nuevo en el encasillamiento del deseo femenino. Lo que sí podemos hacer es trazar mapas, trayectorias comunes o diversas que puedan servir a algunas mujeres de hilo del que tirar para observar sus propios cambios y movimientos pulsantes. Así, es común que muchas mujeres se sientan más dispuestas y con más motivación para mostrarse al mundo, para arriesgarse, hacer cosas nuevas y explorar durante los días después de la menstruación. Esto generalmente se manifiesta de forma diferente en los distintos ámbitos de nuestra vida, así como en cada mujer. En la sexualidad, si atendemos un poco, es probable que sean estos los días en los que nos atrevemos con algo novedoso y distinto, algo enérgico, vital y que suponga una apertura y un descubrimiento. A esta fase le sigue los días de la ovulación. En estos días muchas mujeres, más allá de que sean madres o no, siente con fuerza el deseo de gestar, gestar en el más amplio sentido de la palabra. En algunas ocasiones, gestar toma forma de cuidar, atender, nutrir; en otras, toma la forma de deseo de ser fecundada, de ser penetrada por la vida, de ahí que sean muchas las mujeres que definen las relaciones sexuales durante estos días como las “más animales” de todo el ciclo. Es esta misma energía la que muchas mujeres sienten que quieren “parir” algo al mundo. Tras la ovulación, la posibilidad de fecundación comienza a disminuir y las hormonas comienzan su baile. Son los días de la premenstruación, un momento que muchas mujeres viven con cambios de estado repentinos. Aparecen ráfagas, impulsos de vida. Es un momento donde a muchas mujeres se les aparecen los deseos más profundos, los que han ido dejando de lado esperando un mejor momento. Estos deseos llaman a la puerta y, de forma repetida, regresan fantasías, antiguas motivaciones o pasiones. Muchas dicen sentir la necesidad de atenderlos otorgándoles la importancia que tienen en sus vidas. Finalmente, llegan los días de la menstruación. El deseo que se mueve en muchas mujeres durante estos días está relacionado con la trascendencia, con entrar en contacto con lo misterioso de la vida, con lo indecible. Muchas mujeres cuentan que las relaciones sexuales en esta fase, sean con ellas o con otras personas, no se pueden comparar con nada de lo sentido en otro momento del ciclo. Su manifestación puede ser igualmente “instintiva”, tan “animal” como durante otra fase, pero lo sentido y el lugar al que lleva es diferente. Este es solo un breve acercamiento a las distintas posibilidades de manifestaciones del deseo femenino. Mucho más se puede explorar en este sentido y tú tienes mucho que decir al respecto.
4 Comments
Almudena
6/20/2018 07:37:40 am
Conocimiento y preparación.
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Olga Ramírez
6/20/2018 10:15:21 am
Mil gracias por tus palabras, son sabias y aportan mucho a mi vida y las de mis amigas
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Patricia
6/22/2018 12:46:26 am
Me encanta este tema! Quiero saber más de el ya que me permitirá empoderarse como mujer
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Olga Ibáñez
2/7/2019 07:12:09 am
Muchas gracias Vanessa, te felicito por el artículo. Te mando bioabrazo desde tierras almerienses.
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