9/28/2017 1 Comment Ciclo menstrual: inspiración. El ciclo menstrual es un ciclo de creación. Más allá de que queramos ser madres, el ciclo menstrual es la manifestación de los ciclos universales en nuestros cuerpos. Es un ciclo de creación como lo es la propia vida creándose a sí misma continuamente en constante cambio. Dentro de la danza del ciclo menstrual, llamo a la fase de la menstruación "Inspiración" pues es aquella en la que se abre la puerta a la mirada interior y ahí, descubrir, entre otros misterios, el misterio de la vida y de la muerte. Esta fase viene a ser la diástole del corazón, el momento en el que la conciencia, si la dejamos, se introduce tan dentro de nosotras que llega a lugares desconocidos. Comienza generalmente con el primer día de sangrado, aunque a veces puede llegar varios días antes. Es la primera fase del ciclo. ¿Qué sucede en nuestro cuerpo durante esta fase? Durante estos días el hemisferio derecho presenta mayor actividad de la habitual, por lo que las barreras entre la mente consciente y la inconsciente se debilitan dando lugar a un mayor flujo de información inconsciente se hace consciente generalmente a través de sueños, intuiciones e inspiraciones. Por ello es un buen momento para pasar revista a nuestra vida, para preguntarnos y esclarecer aquellos aspectos personales en los que no terminamos de aclararnos. Es, en definitiva, un buen momento para profundizar en nuestro conocimiento. Para que la comunicación entre la parte inconsciente y la consciente y el flujo de información entre ellas sea posible es necesario parar, es necesario detenernos y escucharnos. Esta reflexión es imposible de hacer en actividad. Haciendo las mil cosas de cada día y pensando en las mil y una cuestiones externas que tenemos que resolver a diario difícilmente vamos a poder escuchar con atención los mensajes de nuestro inconsciente. Estos llegan en estos días, estemos atentas o no, seamos más o menos conscientes de ellos. Si atendemos a ellos y actuamos en consecuencia, permitimos que el ciclo siga su curso sin grandes impedimentos; si, por el contrario, hacemos caso omiso de ellos y seguimos en nuestro tren de actividades, en algún momento el ciclo dará su señal de alarma, ya sea con dolores durante el sangrado, con rabia e ira durante la premenstruación, con inseguridades y necesidad de reconocimiento durante la preovulación, o con frustración durante la ovulación. Un momento para quitarse cosas de encima. Para muchas mujeres, entre las que me incluyo, el sangrado menstrual es vivido como una limpieza. Fisiológicamente el útero se limpia del endometrio así como del óvulo desintegrado: elimina aquello que ha estado formando pero que ya no tiene utilidad. Para que esta limpieza se realice el cuerpo segrega prostaglandina F2 alfa, la hormona que se produce cuando se rompe el revestimiento del útero y que provoca contracciones para que el endometrio y el óvulo salgan con ayuda de la sangre. Si las contracciones son las justas, el sangrado no suele ser doloroso y estos días son vividos como el momento en el que es posible desprenderse de las cargas del ciclo que acaba de terminar. Entonces llega la oportunidad para, limpias de las historias pasadas, prestar de nuevo atención a nosotras mismas y navegar dentro de nuestro subconsciente. Otra de las características de esta fase es que, además de más horas de sueño, la mente necesita más tiempo para soñar tanto dormida como despierta, ya que los sueños son el principal vehículo a través del cual el inconsciente nos habla. Para esto la no acción es igualmente necesaria. La ensoñación, las fantasías y las visualizaciones son métodos a través de los cuales podemos entrever la solución a aquello que tanto nos preocupa, el deseo que no terminamos de ver claro o las cosas de las que debemos deshacernos. Esta unión de la mente consciente e inconsciente, esta capacidad de acceder a conocimientos a los que no podemos acceder sino a través de estados alterados de consciencia es el poder que manifiestan algunos de los arquetipos relacionados con esta fase como el de la Mujer Sabia o la Bruja. Un concepto inseparable de estos arquetipos es el de MUERTE, incluido dentro del ciclo de la naturaleza de VIDA-MUERTE-VIDA. Entiendo la muerte a la que podemos aproximarnos durante estos días como un lugar en el que nada ocurre, en el que no hago nada sino observar, en el que no me sirven ni mi trabajo, ni mis ideas, ni mi casa/ciudad para identificarme, en el que mi “yo” se difumina para brindarme la oportunidad de sentir el ser que somos y que va más allá de todas las ideas que tengamos sobre nosotras mismas. Un lugar en el que, si consigo entrar, encontraré información valiosa para mi vida. Un lugar al que se llega dirigiendo la mirada al interior de nosotras mismas. "Mirada interior" es el significado original de la palabra "inspiración". Afirman las 13 abuelas que durante la menstruación las mujeres tenemos fácil acceso a un estado alterado de consciencia, a un estado de meditación constante. Durante los dos años que llevo observando mi ciclo e intentado respetar su ritmo en mí, ha habido momentos en los que realmente durante esos días me sentía embriagada. No podía ver con claridad, ni entender, ni hablar: era como estar bajo los efectos de alguna droga. También he sentido que la necesidad de estar activa, de continuar con mi vida ha hecho que esos síntomas desaparecieran rápidamente. Dicen las 13 abuelas: La iluminación es ese espacio, el hueco entre la inhalación y la exhalación en el que nos volvemos tan conscientemente. Sitúate donde no tienes nada que hacer. Relájate en esa consciencia. En ese estado, entramos en el reino del yo. Puede que en los libros haya sabiduría, pero este silencio interior nos lleva a una sabiduría interior más profunda. Cuando nos concentramos profundamente en nuestro interior, permitimos que nuestro poder interno surja. (...) Hay amor y hay miedo, esas son las dos energías que manejamos. Cuando vivimos en el miedo, contraemos nuestras energías. El amor, por otro lado, es libertad. (SCHAFER, 2008: 202) Muy importante para mí esta reflexión: hay amor y miedo. Si nos movemos desde el miedo estamos siendo nuestras propias esclavas; si nos movemos desde el amor, entramos en la libertad. En esta sociedad en la que vivimos muchas personas nos movemos desde el miedo. Desde ahí damos pasitos cortos, pequeños y casi siempre hacia lugares conocidos. Debido a este miedo que nos gobierna, las fases del ciclo menstrual que nos llevan hacia nuestro interior, lugar al que solo se puede llegar desde la no-actividad y la disolución de la identidad, son las más rechazadas tanto por las mujeres como por la sociedad en general, miedosa también de que un grupo de la población tenga tan fácil acceso al poder interno. Muy importante fue para mí comprender que la vida se gesta en la oscuridad, que es la propia muerte el germen de la vida. La vida se gesta en la oscuridad de la muerte. No es sólo que la muerte genera vida orgánica, como en el caso de nuestros cuerpos muertos que sirven de abono y ayudan a que vida siga su curso, sino que la vida misma se gesta en la oscuridad de la no acción. Eso mismo ocurre durante la fase del sangrado cuando nuestro cuerpo nos pide descanso para poder morir, para poder deshacerse de todo lo pasado, para limpiarse de identificaciones mentales, de esquemas encorsetados, de líneas rectas. Sacarnos todo esto de encima puede provocarnos, además del ya citado miedo, pena por la pérdida de todo aquello que creemos ser. En estos días sentimos claramente lo que es realmente importante para nosotras y, si nos dedicamos el tiempo para preguntárnoslo seriamente, nos sorprenderíamos de las pocas cosas que realmente consideramos importantes. Este es el balance que requiere la fase de la inspiración. A la vez que todo esto sucede, a la vez que la menstruación nos lleva hacia la muerte haciéndola evidente en el sangrado, nuestro cuerpo comienza a nutrir a los folículos de los que saldrá el óvulo que dará la oportunidad de una nueva vida. Me encanta ver los gráficos y comprobar que las hormonas, en esta fase del ciclo, se mantienen más o menos estables. Es como un estado de letargo en el que nada especial ocurre, todo se mantiene en calma mientras que en la oscuridad están comenzando a gestarse varias posibilidades de nuevas vidas. Son los claros del bosque que nos traen la INSPIRACIÓN. Igual que ocurre en el cuerpo ocurre en la mente y en el espíritu. Así, de cada folículo se desprende una idea nueva, un nuevo proyecto, un nuevo deseo, una nueva posibilidad. Las que sean cogidas con más fuerza, contiuarán su ciclo a través de la manifestación y la materialización. Pero eso ya, es cuando otras energías circulen en nuestro cuerpo. Nosotras, todo esto, lo danzamos. ¿Te ha gustado esta entrada? Únete a la Moonletter para recibir contenidos que solo comparto por e-mail. Cada lunes, día de la luna, la magia llegará a tu buzón de entrada para que te crezcan raíces por dentro y no vuelvas a perderte. Más información sobre el próximo taller aqui
1 Comment
Olga Ibáñez Montes
2/19/2020 04:47:12 am
Hola Vanessa, gracias por tus sabias palabras, a la vez me inspiran. Mucha ilusión y ganas de volver a danzarlo.
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