3/12/2014 0 Comments Soy el poder dentro de mí...Leyendo las siguientes palabras de las grandes Anne Baring y Jules Cashfrod regresaron reflexiones que llevaban rondando algún tiempo mi pensamiento. Ellas afirman que Hoy en día no hay, formalmente hablando, dimensión femenina alguna de lo divino en la mitología judía y cristiana; nuestra cultura está articulada a partir de la imagen de un dio masculino que se sitúa más allá de la creación y que la ordena desde el exterior, en vez de estar en el interior de la misma, como lo estuvieron las diosas madres antes que él. (El mito de la diosa, Ed. Siruela, p. 13) Al hilo de estas palabras una cuestión regresa a mi mente y mantiene entretenida a mi razón no siempre tan lógica y ni aplastante.
Explican estas dos grandes historiadoras que el principio divino femenino, principio articulador de la vida hasta aproximadamente el año 4000 a. c. y que en la actualidad rescatan las denominadas por ellas "nuevas ciencias", es un principio unificador, un principio que incluye y que se articula y regula desde dentro. No existe en este principio una figura externa que dirija sino que es la propia vida la que se regula y dirige a sí misma. Leer esto me trae últimamente un único pensamiento a la cabeza: ¿cuándo dejaremos las mujeres de decirnos unas a otras lo que tenemos que hacer tal y como viene haciendo el patriarcado a lo largo de estos últimos 4000 con nosotras y con todos los seres del planeta? ¿Cuándo conseguiremos deshacernos de la seguridad de saber lo que es mejor para las otras y de ponernos por encima en la escala de sabiduría? ¿Cuándo dejaremos de sentir que la autoridad está fuera, que el poder está fuera, que las leyes que gobiernan están fuera de nosotros? Una posible respuesta la encuentro levantando la mano entre las interpretaciones de la cita del inicio: cuando traslademos el poder que le damos al dios masculino que todo lo ordena desde fuera al principio femenino que todo lo ordena desde dentro. Dios dentro de mí, vida sagrada que me guía y protege dentro de mí. En este principio de organización no caben las jerarquías ni los gurús masculinos ni femeninos que reparten bendiciones y que con el amor y la sanación como bandera siguen alimentando la cadena de fuera a dentro. Soy el poder dentro de mí. Y fuera de mí, más poder dentro de sí.
0 Comments
|