8/14/2017 1 Comment El ciclo menstrual: Transmutación.El ciclo menstrual es un ciclo de creación. Más allá de que queramos ser madres, el ciclo menstrual es la manifestación de los ciclos universales en nuestros cuerpos. Es un ciclo de creación como lo es la propia vida creándose a sí misma continuamente en constante cambio. Fue leyendo a Clarisa Pinkola Estés cuando tomé conciencia de que todo ciclo de creación es un ciclo de vida-muerte-vida, así como lo es la propia vida, y así como lo es también el ciclo menstrual: vida-muerte-vida-muerte en diversas manifestaciones en cada mujer. No todas menstruamos igual, como no todas ovulamos igual aunque lo que suceda en nuestro cuerpo en cada fase del ciclo menstrual sea más o menos lo mismo. En la danza del ciclo menstrual, esto es especialmente evidente durante los días de la premenstruación, días que las mujeres vivimos de manera muy diversa a pesar del estereotipo de sobra conocido de la mujer en los días antes de su sangrado. Partiendo de la idea de que toda muerte es a su vez un inicio de algo y de que un inicio es la apertura de algo desconocido, algo que podría ser una pequeña muerte, dentro del ciclo menstrual la premenstruación es la fase en la que se inicia el viraje de la vida a la muerte. ¿Qué sucede en nuestro cuerpo durante la premenstruación? Lo que caracteriza fisiológicamente estos días es que aumenta la producción de progesterona y comienza a disminuir la de estrógenos. Es una de parte de la fase lútea que se caracteriza por mantener el cuerpo lúteo activo hasta que llega la menstruación. Con la caída completa de la progesterona, el endometrio comienza a descamarse e inicia el sangrado. En esta fase el óvulo no ha sido fecundado y comienza su descomposición: la materialización para la que estaba preparado no ha sido realizada. No hay fecundación y no hay critatura. A pesar de no haber fecundación, la energía creativa sigue estado presente en nosotras con lo cual podemos disponer de ella. Depende de cómo la usemos, esa fuerza se manifestará de una forma y otra en esta fase. Este momento en el que la energía creativa que guarda el ovocito es recanalizada es el inicio de la transmutación. Si situáramos esta fase dentro de la rueda del año, sería la correspondiente al otoño, el momento en el que, partiendo del mismo número de horas, la oscuridad comienza a ganarle horas al día a la luz, al igual que sucede en las horas vespertinas y en los años del climaterio. A esta fase se le asocia el arquetipo de la mujer hechicera, de la sacerdotisa o de la mujer chamana. Estos tres arquetipos coinciden en que son aspectos de lo femenino que se mueven entre dos mundos con el poder de transformar; que viajan a los mundos oscuros, sutiles, a la sombra o a la mente inconsciente para recabar información con la que transformar el mundo material. Se abre la puerta en esta fase al viaje hacia el mundo interior. La separación entre el consciente y el inconsciente es menor, de ahí que sean muchas las mujeres que recuerdan sin esfuerzo y con más detalles sus sueños, el viaje al inconsciente por exelencia. Es también menor el velo que separa los dos hemisferios cerebrales por lo que se da mayor comunicación entre ellos. Este, dicen algunos expertos, es un requisito para que la magia se dé. A nivel emocional, muchos son los tópicos que existen y que siguen circulando sobre esta fase, un tópico que muchas mujeres viven como real. Mucho se habla de los cambios de humor, de estallidos emocionales o de poco o nulo control sobre nuestras emociones. Siempre me resulta curioso que al hacer un trabajo sobre el ciclo menstrual, cuando se toma conciencia de las diferentes fases y de nuestros deseos en cada una de ellas, uno de los primeros síntomas es que los cambios de humor y el malestar emocional de los días de la premenstruación desaparecen. Una oportunidad de encarar lo que no queremos en nuestra vida. Personalmente considero esta fase como una válvula de escape por la que sale lo que no necesitamos; aquello que hemos estado aguantando sin querer; aquello que hemos hecho sin deseo y sin haber negociado previa y honestamente con nosotras mismas antes de realizarlo; aquello que no dijimos esperando a que llegara una mejor oportunidad. Este es uno de los poderes de esta fase pues hay fuerza disponible para mostrarnos más honestamente al mundo dejando a un lado los miedos y los fantasmas del rechazo. Este poder existe y se hace presente de formas diferentes en cada mujer y, si no lo usamos concientemente, él se las arregla para hacer su cometido. A diferencia de otras fases, en esta la expresión clara y honesta pasa por esos primeros pasos dados hacia el interior de una misma: es la expresión hacia fuera de las capas más internas de nuestro ser. De ahí el trabajo de introspección y la puesta en juego que supone hacer el trabajo conscientemente. Como decía antes, los arquetipos que se asocian con esta fase nos traen un aspecto de lo femenino en constante viaje de fuera hacia dentro para regresar afuera. El propio viaje supone un cambio interno por eso, aunque se dé una transformación, relaciono esta fase con la transmutación. Transmutación es cambio en lo interno, que puede verse o no manifestado de forma externa, mientras que la transformación es un cambio externo. A esta fase le reconoce también un aspecto sexual. Es una fase en la que la fértilidad decae ya que el ovocito, después de unas horas de haber salido del ovario, si no es fecundado, comienza a desintegrarse. Por este motivo el sexo se ve liberado de la reproducción y son muchas las mujeres que cuentan cómo durante estos días sienten la sexualidad de forma más instintiva, con menos filtros mentales, con más libertad y con mucha más claridad de lo que desean y les da placer. En este sentido la figura de Lilith es la que nos recuerda que, por encima de querer complacer haciendo algo indeseado por nosotras pero deseado por otros, está nuestro propio deseo. Este aspecto de la naturaleza instintiva ha sido demonizado y convertido en maligno. Es un aspecto de lo femenino relegado a la sombra que en muchas mujeres se hace presente durante esta fase. Saber que ha sido apartado de nuestro consciente y que esas fuerzas pueden responder a nuestro deseo es algo que da mucha libertad a muchas mujeres. Excelencia femenina Esta claridad y decisión hacia la consecución de lo deseado y hacia la optención de placer se puede encontrar también en la forma de actuar, pues sexo y actuación tienen el mismo motor. Así como nos enfrentamos a las relaciones sexuales, nos enfrentamos a realizar aquello que deseamos en la vida. Esto puede verse claramente en la fascinación que producen las mujeres que, llegadas a la menopausia, han hecho un trabajo de revisión, han iniciado el viaje hacia su interior y salen al exterior a relacionarse con el mundo desde su deseo. Muchas de estas mujeres han pasado ya la época de dedicarse a las demás personas, sean hijas e hijos, proyectos u cualquier otra criatura, para retomar su deseo interno y moverse por el mundo desde ahí. Muchas han ido creciendo sostenidas por un grupo de mujeres con las que han ido dándole forma a las informaciones que han ido recogiendo a lo largo de la vida en sus viajes hacia el interior, mujeres con las que han configurado un sosten al deseo de cada una de ellas. En estas mujeres que se mueven así por el mundo podemos reconocer algo que la filósofa Luisa Muraro llamó “excelencia femenia”, algo que no puede ser definido, dice, pero sí reconocido y experimentado. Estoy segura de que todas, todas las mujeres del mundo han sentido la excelencia en algún momento de sus vidas. Ese día que dijeron lo que querían decir a pesar de saber que iba a ser difícil y probablemente rechazado. Y sucede que, sorprendentemente, al terminar de nombrar, nadie rebate ni discute. No porque se esté o no deacuerdo, sino porque ante la forma en la que la excelencia presenta las propias verdades se hace un silencio de reconocimiento de la autenticidad y la realidad de lo que está sucediendo. Según yo la entiendo, no hay excelencia sin el viaje de ida y vuelta al interior de cada una, sin esa revisión constante que conlleva este movimiento pulsante y sin la transmutación hacia el ser más auténtico de cada una. Cuando una mujer se mueve libremente entre sus mundos con la confianza de saberse sostenida por otras en su deseo, de saberse parte de un linaje y de un hilo de mujeres libres para ser y hacer que no se agota en la historia, cuando se entrega libremente a las transmutaciones que sean necesarias sufrir y hacer en su propia vida, ahí hay excelencia y libertad femeninas. Esto puede darse en cualquier momento, no es algo sujeto al ciclo menstrual ni, me atravo a pensar y a decir, sujeto a ningún ciclo. Pero cada vez que mis sueños me avisan de que la premenstruación está llegando hago el ejercicio de traerlo a la mente y recordarme que es un momento en el que mi excelencia está en juego. De mí depende entregarme al proceso de revisión interna con honestidad para dejar que suceda la transmutación y salir a relacionarme en el mundo con excelencia y libertad. Nosotras, todo esto, lo danzamos.
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Bruna
3/18/2018 03:15:25 pm
Gracias
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