3/27/2014 0 Comments Sigo escribiendo...Comienzo de nuevo a escribir, hoy que me duele el brazo, hoy que tengo el hombro dolorido. Me enfrento a 15 minutos sin parar de escribir con el mismo miedo de siempre a la nada, a no saber qué va a pasar, qué va a salir, sin detenerme en puntuación, sin detenerme en floripondios como ahora me detengo. Quiero hacerlo, adentrarme, soltarme, ir más allá y descubrir, sin parar, sin pensar. De pronto me pesan los párpados, se cierran. ¿Cómo sería escribir con los ojos cerrados? ¿a dónde llegaría? Entrar en la oscuridad desde la claridad de la luz, la claridad del papel en blanco y con los ojos abiertos. Entrar en ese lugar del que solo se puede tener conciencia de lo lejano que está una vez de regreso. Me pregunto si mañana sabré de qué escribir, qué decir, si mañana habrá algo con lo que llenar estas páginas. ¿Cuántas páginas caben en 15 minutos? ¿y palabras? Escribo y sigo escribiendo para llegar no se sabe dónde. Entro y salgo como en mi vida cotidiana. Entro y salgo de la presencia, de mi presencia. Me pregunto cuánto habrá pasado. ¿Cuántos minutos caben en una página? ¿cuántas palabras-segundo me quedarán? El brazo me molesta del tiempo que llevo sin escribir a mano, sin tomar apuntes, apuntes de mi interior, de mi maestra interna. De nuevo el vacío. Vislumbro el final de la frase y, si no hay comienzo nuevo, llega el frío. La molestia desciende, llega a la muñeca, pero sigo escribiendo, sigo escribiendo, no sé que qué pero sigo buceando, buscando las palabras, moviendo muebles, sillas, mesas, cortinas, cajas y más cajas. Las abro y busco. Son cajas vacías y ligeras. Juego con ellas, las lanzo como globos y las vuelvo a lanzar. El desván está sucio. Está amaneciendo. Mi camisón blanco y mi pelo aún más largo. De nuevo el tiempo. No tengo más hojas en blanco. ¿Cuánto habrá pasado? Me quedo sin espacio. ¿Cuántos minutos hay en estas páginas?
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3/11/2014 0 Comments No me calloNo, no me callo. Hablo y digo lo que pasa por mi mente. Me muero de ganas de soltar ese pensamiento que hará sentir agudo y conciso el aguijón del escorpión, sin rabia, sin miedo, por el simple hecho de divertirme con la poderosa herramienta de mi mente y la velocidad y lucidez de la que goza estos días. Sin rabia, sí, aunque con deseo, siempre, de sentir el poder que da una frase directa, sin rencor, asertiva, y con la intención de dejar al interlocutor la señal de la elocuencia.
No me callo, me digo. No me callo, me repito constantemente en estos días para silenciar las miles de razones bozales en forma de motivos por los que mejor no desvelar el aguijón, la flecha, el arco, la existencia de un blanco en el que dar. Días con la frase en la lengua, horas excusándome para mantenerla atrapada, ahogándola en saliva y encerrándola entre dientes. Abrir la boca y soltarla, por fin, y sentirme segura y libre de culpa. Hace tiempo que dejé de envenenar las flechas y mi aguijón hace tiempo también que se ve libre del líquido enfermizo. Pero los pensamientos siguen ahí, clamando salir, jugar, mostrarse en todo su esplendor, pidiendo a la vez respuestas que le lleven al borde del suicidio en un deseado triple mortal. No me callo, no, ahora no me callo. Ya llegará el bendito tiempo del silencio. 2/5/2014 0 Comments Me atrevoEn una mañana loca, loquísima, de hacer mil cosas a la vez y no centrarme en nada y no poder a la vez parar de hacer cosas, pretendo sentarme a iniciar mi cuaderno nuevo. Tiro, para ello, de las palabras de Hélène Cixous ¡Suéltate! ¡Suelta todo! ¡Pierde todo! dice Cixous, maestra donde las haya de la escritura libre, de una escritura donde el sentir domina a la razón y, con ella, a las palabras.Toma aire. Cable directo a tierra, a mi cuerpo, a mi sentir. Hazte mar adentro. Adentro, afuera, ¡qué más da! El escalofrío que precede a lo desconocido se presenta y recorre mi cuerpo. Hazte de la letra. Palabra por fin habitada, ha-bi-ta-da, habitada. Palabra como medio para sentir, para darle forma al sentir. Palabra con-sentido. Palabra comprendida con el cuerpo. Escucha: nada ha sido hallado. Nada se ha perdido. Todo está para buscarlo. Escucho, escucho, escucho: salgo de mi orden, muevo las cosas de su lugar para encontrar y seguir buscando, dejo el control, al menos lo intento, y entro sin él en el ámbito de la confianza: el mar de posibilidades que habita en lo desconocido. Allá voy. Anda, vuela, nada, salta, corre, cruza, ama lo desconocido, ama lo incierto, ama lo que aún no fue visto, ama a nadie, que tú eres, que serás. Hubo una época en la que lo hacía y disfrutaba de ello, lo hacía, a cada momento, sin pedir perdón, sin excusarme ni justificarme ante mí misma, y esa época ha vuelto. Vuelo, nado, salto, corro, cruzo, amo lo desconocido, amo lo incierto, amo lo que aún no ha sido visto, hoy, como cuando era niña y libre, hoy que soy una mujer libre. Déjate, libérate de las viejas mentiras,atrévete a lo que no te atreves. Ya está. Hoy me atrevo. Mañana no existe. Hoy me atrevo. Me atrevo.
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