3/2/2020 1 Comment Contectar con lo que sientesFoto de Maribel Montesinos a Eva Cara en una sesión de Biodanza entre mujeres con Nesa Vira. Este es un deseo que de un tiempo a esta parte me expresan muchas mujeres. De hecho, es la mayor motivación que traen las mujeres que vienen a las clases semanales de biodanza y a los talleres y retiros para mujeres que realizo. Quieren sentir más, reconocer lo que sienten y dejarse guiar por ello en sus vidas. Tomarlo como su oráculo particular. Tú que estás leyendo esto, probablemente lo hayas pensado así en algún momento. Si seguimos tirando del hilo, este deseo habla de también de querer llevar una vida acorde con lo que eres; de no verte de pronto perdida en líos que poco tienen que ver contigo o, peor aún, completamente atrapada por asuntos que nada te interesan. De no despistarte demasiado para evitar llegar a el punto de no saber dónde andas. Porque cuando una está conectada con su sentir sabe en todo momento por dónde está caminando. Yo no conecto... Seguro que en algún momento te ha pasado estar en una situación concreta y preguntarte ¿qué hago yo metida en esto? Cuando esto sucede es porque hace ya algún tiempo que perdiste la pista de tu sentir. A mí me pasó cuando me examiné la primera vez de oposiciones. A pesar de que era un trabajo en el que me veía y me hacía ilusión, cuando salí del último examen, me puse de repente a llorar. La gente se paraba a consolarme. Me animaba diciéndome que seguramente no había ido tan mal. Yo los miraba sin saber qué decir. Mi problema no era pensar que lo había hecho mal, sino el contrario. Sabía que aprobaría el examen y por eso lloraba: porque no entendía cómo había llegado tan lejos en algo que aunque parecía que sí, realmente no era mi deseo. Tenía tal encaje montado alrededor de esa plaza, entre justificaciones y necesidades, que en ese momento no me quedó más remedio que seguir hacia delante. Años más tarde la vida se encargó de reencaminarme. Como este, seguro que te viene a la cabeza algún momento en el que te perdieste un poco de ti misma. ¡Ojalá no sean tan existenciales como este! ¿Cuántas veces has intentado justificar lo que sientes? ¿Darle una explicación, una interpretación, hacer que encaje en alguna teoría elaborada por alguien que no eres tú? Esto es una vía directa a cortar el flujo del sentir y, por ello, a dejar de reconocerlo. A poco que lo que sientes se ve queriendo ser encajado en una justificación o en un motivo “razonable”, el flujo se corta. El sentir necesita libertad. Necesita saber que puede hacer su recorrido propio, el que sea en cada momento. Necesita saber que va a ser escuchado, recogido, atendido; que hay alguien o algo dispuesto a recoger los tesoros a los que siempre señala. Sí, siempre. Aunque las primeras señales muestren un camino hacia el fondo del bosque. Querer justificarlo o interpretarlo sobre algo ya dado es como meter un pájaro en una jaula. Querer modificarlo hasta ajustarlo para que encaje en los planes que nos hemos hecho para nosotras mismas sin contar con él, lo apaga. No creo que lo mate, sino que lo lleva a esconderse en un lugar donde puede manterse vivo. Como el animalillo más indefenso del bosque buscando su guarida. Si hubiera un lugar en el cuerpo en el que se resguardara, yo diría que en es el útero. En lo que Marría Zambrano llama “las entrañas”. En el lugar donde la vida se recrea continuamente en nuestro interior. Porque más allá de que seamos madres o no, cada ciclo menstrual y cada ciclo lunar es una crecreación de la vida en nuestro interior. Diría que este es uno de los primeros pasos para conectar con nuestro sentir: dejar de querer explicarlo y encajarlo en algo externo. Darle un espacio. Tener la intención de escucharlo, de atenderlo, con lo que sea que traiga. Si sentimos que esto es difícil, puede que realmente no queramos estar en contacto con el sentir, que alguna parte nuestra no quiera escucharlo. Por eso se queda resguardado hasta que una pueda dejarse sentirlo con honestidad y ponerse a descifrarlo. Este es otro cantar. Una vez nuestro sentir sabe que vamos a atender a lo que nos traiga, este se muestra con una claridad sorprendente. Entonces nos damos cuenta de que nunca hemos estado desconectadas, sino solamente un poco despistadas. Estamos más despiertas de lo que pensamos. Solo hay que darse cuenta. ¿Te ha gustado esta entrada? Únete a la Moonletter para recibir contenidos que solo comparto por e-mail. Cada lunes, día de la luna, la magia llegará a tu buzón de entrada para que te crezcan raíces por dentro y no vuelvas a perderte
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Lola Fernández
3/4/2020 02:42:34 am
Para mi eres fuente de inspiración. Me encanta sumergirme en tus sabías palabras que tanto me resuenan
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