3/21/2020 0 Comments Rueda lunar: luna de la siembraIntroducción
Una tradición cada vez más extendida entre los círculos de mujeres es tomar como referencia para el camino a transitar en los encuentros la celebración del vínculo entre la tierra y la luna recogido en la rueda lunar. Muchas son las tradiciones que recogen este vínculo y lo hacen presente en el nombre con el que denominan a cada una de las 13 lunas del año. A veces, las lunas están dedicadas a elementos, otras, a animales o plantas y, en la mayoría de ocasiones, a los tránsitos que son visibles en la tierra con la llegada de cada luna llena. La cuarta luna del mes, la que suele verse completa en el mes de abril, señala al momento de sembrar aquellas semillas que hemos seleccionado según lo que queremos y necesitamos para los próximos meses del año. Luna de abril: luna de la siembra. La luna de la siembra suele comenzar en algún momento cercano al inicio de la primavera. Aunque no puede considerarse una regla, generalmente se corresponde con la luna que se muestra llena en Semana Santa es decir, la primera luna llena después del equinoccio. Que este es un mes de apertura, lo dice su mismo nombre. Abril viene del término romano aperire, del que derivó en castellano “abrir”. Ambos términos tienen relación con el nombre de la diosa romana del amor: Afrodita. Así es: al parecer en la antigüedad veían algo de relación entre la apertura y el amor. Abril es el nombre dado a este mes principalmente por la apertura de la naturaleza: mientras que en algunos árboles ya se empiezan a intuir los primeros frutos, otros están comenzando a brotar y algunas flores están comenzando a salir. Todo implica el mismo movimiento de apertura hacia fuera. Esta potencia que lleva a la apertura manifiesta en la naturaleza, nos recuerda que es momento de sembrar aquello que queremos y necesitamos que crezca los meses siguientes. Sobre todo pensando en lo que necesitaremos los meses de frío donde la naturaleza hace el movimiento contrario: plegarse sobre sí misma. La apertura es siempre hacia algo nuevo, de ahí la importancia del amor, amor que trae consigo confianza. Aunque lo que sembremos sean semillas conocidas, aunque se sepa el fruto que va a dar, no se puede tener conocimiento exacto del proceso, del tiempo, de lo que sucederá, de cómo será la flor, cuantas saldrán, como olerán y el sabor que tendrán los frutos. La naturaleza, aquí, me sirve de alegoría. ¿De qué te habla todo esto? ¿Cuáles son tus semillas? ¿Cuáles los frutos que necesitas y las semillas que vas a sembrar para ello? Quizás quieras más seguridad en ti misma, confianza, centramiento. Sea lo que se que estés deseando -las semillas al fin y al cabo son los deseos- llega a través de una apertura a que florezca eso nuevo que aún no está en ti. Por eso lo sembramos. Si hemos hecho el trabajo del mes pasado, el que traía la luna de las semillas, tendremos los granos seleccionados según nuestros deseos y necesidades. Puede que también hayamos ya previsto el tipo de tierra que necesitamos, la cantidad de agua, de luz y la temperatura adecuada para que las semillas echen raíces y crezcan. Es este momento también de preparar la tierra y, en caso de haber, quitar las hierbas que no sirven para dejar el espacio que las semillas necesitan. Todo esto es lo que necesitamos para que se dé en cada una esa apertura. Ahora bien, ¿de qué te habla a ti esa apertura? Ahora es el momento de sembrar todo aquello que quieras que crezca para que el impulso de la naturaleza favorezca que se abra, eche raíces y comience a crecer. ¿Te ha gustado esta entrada? Únete a la Moonletter para recibir contenidos que solo comparto por e-mail. Cada lunes, día de la luna, la magia llegará a tu buzón de entrada para que te crezcan raíces por dentro y no vuelvas a perderte.
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