6/25/2019 0 Comments Otro ritmo, otro ordenCon motivo del lanzamiento del e-book "Otro ritmo, otro orden", dejo aquí abajo una muestra de las primeras páginas. En este enlace está toda la información el libro. Puedes adquirirlo directamente aquí ÍNDICEPalabras previas 1. Introducción Otro ritmo. Otro orden. Otros sentidos. 2. Cuestión de medida Una medida distinta. Cuando la luna y el mes eran lo mismo. El latido del útero. 3. El secreto mejor guardado El primer ritual. Cuando la menstruación era considerada sagrada. El don se convierte en maldición. 4. Descifrar la maldición El ciclo menstrual y el ciclo lunar. Las distintas fases del ciclo. 5. Claves para romperla El descenso. El continuo renacer. 6. Deshacer el hechizo Algunas prácticas para recuperar otros sentidos de la menstruación. 7. Regresar al centro Epílogo. 8. Para continuar el camino Bibliografía y otros recursos. PALABRAS PREVIASLo que me llevó a poner gran parte de mi atención en estudiar la menstruación y el ciclo menstrual hace ya casi 10 años forma parte de los movimientos de la vida que una no consigue llegar a explicarse del todo. Yo que soy de letras y que siempre he tenido dificultad para retener los nombres de las enfermedades y de los medicamentos, de pronto me vi un día completamente metida en el estudio de la menstruación. Pasado el primer tiempo de acercamiento a sus aspectos fisiológicos, fue configurándose el camino que he ido recorriendo hasta el momento, un camino que me ha llevado a saber de ella y a descubrirla a través de disciplinas que en principio poco se podría decir que tienen de relación con la menstruación. De esta forma he ido recolectando una serie de saberes y conocimientos que, partiendo de la menstruación, van más allá de ella. Mi deseo, con este libro, es recopilar parte publicada de esa información a lo largo de estos años y darle un sentido concreto, un sentido que ayude a ampliar la forma de entender, sentir y vivir la menstruación, sobre todo en aquellas mujeres que la entienden, sienten y viven como algo limitante, algo pesado y molesto. Sobre todo en aquellas que sienten un peso grande con su llegada. Pero no solo para ellas ya que ampliar el sentido de la menstruación puede hacerle bien a cualquier mujer, incluso a aquellas que ya no la tienen, pues puede abrir la puerta a un entendimiento mayor y más amable de ella misma durante los años en los que sí la tenía. Que la menstruación duela sin que haya algún motivo que lo justifique no es normal. Que nos llene de síntomas y nos cambie tanto la forma de percibir y sentir el mundo nos habla tanto de nosotras mismas como de la sociedad en la que vivimos y lo que esta nos pide e impone a nosotras, las mujeres. Esta idea ya ha sido dicha por muchas mujeres en numerosas ocasiones, y cada vez somos más las mujeres que tenemos claro que hay algo que no encaja en el hecho de que la menstruación, aquello que abre la puerta al milagro de la vida, sea casi una maldición para muchas mujeres. Como si hubiera una parte en este cuento que se ha perdido y que hace que nos llegue la información a medias. Como si hubiera algo oculto que hace que el sentido de la menstruación cambie por completo. Hacia esa parte del cuento es adonde señalo en este libro. Una parte donde el orden y el ritmo de la vida es otro distinto, distinto al que se presenta como el único posible en el que el sentido de la menstruación es pesado, doloroso e incómodo. En ese otro orden y ritmo, el sentido se amplía y la menstruación puede presentarse, más que como un lugar en el que perderse y salirse del mundo, como un camino de regreso a casa. Gracias por embarcarte en este camino. INTRODUCCIÓNSon muchas las voces femeninas que relacionan las molestias de la menstruación, los dolores y los síntomas con el ritmo de vida que la sociedad actual impone. Hablo sobre todo de molestias y síntomas que no tienen causa aparente, de aquellas que el discurso médico1 considera “normales” durante la menstruación y que muchas de nosotras sabemos, porque lo sentimos en nuestro cuerpo, que, aunque las hayamos normalizado, de normales no tienen nada. Que los tiempos de la fisiología femenina y sus procesos son distintos al dominante, es algo también cada vez más nombrado por muchas mujeres. El tiempo del placer, el del embarazo, el de la maternidad, incluso el de la menstruación, son tiempos que poco tienen de relación con el tiempo lineal y las jornadas a un ritmo de producción constante; poco con el tiempo que se impone y que parece devorarlo todo, tal cual hizo Cronos con su padre Urano. Quizás sea por esto por lo que muchas mujeres, una vez tomada conciencia de cómo el tiempo del patriarcado2 devora sus propios tiempos de creación, se descubren teniendo otra relación con su cuerpo y sus procesos, viviéndolos de otra forma, de una forma que abre puertas a la presencia, al disfrute y al bienestar. Un tiempo que abre las puertas al hallazgo y al alumbramiento del mundo. A lo largo de los años de estudio y de trabajo con mujeres con la atención puesta en su vivencia de la menstruación4, he visto como muchos de estos síntomas sin causa aparente desaparecen al llegar a una comprensión profunda del misterio que la menstruación guarda. Comprender que la menstruación puede abrir puertas hacia otro espacio y otro tiempo, hacia otro orden y otro ritmo de vida donde los ciclos humanos están en constante relación con los de la tierra y con los del cosmos, ha sido para muchas mujeres el pasaje hacia su propio centro. Ni el orden ni el ritmo que la sociedad impone a la vida son los únicos ni los mejores para la creación femenina3. De esto saben mucho las mujeres que, al ser madres, deciden entrar en otro tiempo de crianza, en otro ritmo de cuidado, regido por otro orden de prioridades. También lo saben cada vez más mujeres que deciden regirse en su propio cuidado por otro tiempo y otro orden, contratando en sus relaciones personales y laborales, buscando la forma junto a otras de abrir un espacio y un tiempo distintos de cuidado y atención que sea más amable y favorable a la creación de la vida. La menstruación, en su sentido más profundo, ese que no se ve a simple vista, guarda también en sí un pasaje para entrar en otro tiempo, un tiempo que remite más al movimiento circular y cíclico de la vida que al lineal y consecutivo de la sociedad; un tiempo regido por la escucha, la atención y el cuidado al propio cuerpo; un tiempo de entrega a la pasividad que necesita de acuerdos con otras y con otros para poder ser llevado a cabo. El cambio de ritmo lleva implícito un cambio de orden, de forma que al ajustar los ritmos y entrar en otros tiempos, la vida se ordena de otra forma: lo que parecía ser prioridad deja de serlo y aquello para lo que difícilmente parecíamos tener tiempo pasa a sentirse fundamental. Cambia el orden de las cosas y en el orden anterior del que salimos pueden llegar a vislumbrarse algunos huecos, algunos vacíos, así como algunas imposturas que se muestran sostenidas con alfileres y, a veces, incluso, directamente en el aire. Desde esas imposturas aparece la vida ordenada de una determinada forma que sitúa el cuidado de la vida, sus ritmos, sus tiempos, su atención y las relaciones lejos de las prioridades fundamentales. El poder y la idea de avance a toda costa, el individualismo y la realización mal entendida son los pilares de un orden que se aleja de la vida, de sus tiempos de creación y de las necesidades para su crecimiento. El orden que ofrece otro sentido a la menstruación es aquel que sitúa la vida en el centro como prioridad primera. La vida al completo, su curso y su pervivencia. Esto, que puede parece abstracto y ligado al orden cósmico, se manifiesta de forma clara y precisa en nuestro mundo a través de las tareas de creación y recreación de la vida, a través del cuidado y las relaciones que, partiendo del cuerpo de las mujeres, hemos desarrollado a lo largo de la historia como creadoras de vida y civilización. Con la premisa de la vida y todo aquello necesario para su continuidad como fundamento, el mundo, la sociedad y las relaciones se ordenan de otra forma. Bajo este otro orden, cambia también el sentido del mundo. Lo que parecía no tener sentido en el orden anterior lo cobra y aquello que entendíamos perfectamente se presenta caótico, sin pies ni cabeza. Es un sentido que parte del cuerpo al completo5, un sentido que nos da pistas de qué y cómo ordenar, de a qué ritmo caminar para continuar ampliando el sentido, continuar creando y recreando la vida y, con ella, seguir naciendo una y otra vez a ella. La menstruación ha supuesto para muchas mujeres a lo largo de la historia una puerta de acceso a ese otro ritmo y otro orden. Nuestras madres, al menos las madres de la generación de la mía (nacidas en la década de los 50) aún tenían memoria del pasaje que podía suponer y nos lo hacían llegar con precauciones que nosotras, muchachas en vías de emancipación, no llegamos a comprender del todo. No les hicimos caso y en lugar de atender a lo que nos decían comenzamos a hacer como que nada ocurría, como que nada pasaba, dejando pasar la posibilidad que nos traía. Yo fui una de ellas. Con el tiempo y el estudio, otros pasajes se han abierto, pasajes que me han llevado a vislumbrar ese primero en el que mi madre quiso introducirme en mi adolescencia con su insistencia en mi cuidado, en mi atención, en cuidar de mí durante esos días. A la vez que es un pasaje, tener la menstruación no determina a que ocurra nada, como tampoco ser madre determina a comprender el misterio de la creación de la vida. Es un camino, como muchos posibles. Ninguno de ellos nos lleva de forma directa a entrar en ese otro ritmo y otro orden. No es una fórmula matemática en la que por hacer una cosa sucede otra. Lo que la convierte en pasaje forma parte del misterio, tal y como ocurre en los cuentos de hadas cuando aparece un umbral, una puerta hacia otro lado donde el tiempo y el orden cambian pareciéndonos cuestión de magia. Ese pasaje se abre en un momento determinado, sin saber cómo ni porqué, y vuelve a abrirse en otro momento, cuando la tarea ya está realizada. No por pasar mucho por el lugar donde se abrió, volverá a abrirse. Esto solo ocurrirá cuando sea el momento para los seres que por ahí pasan. Esta es la parte de misterio. Así es como siento la menstruación, como un posible pasaje que aparece cuando se dan las circunstancias necesarias para cada una. Podemos andar el camino y prepararnos para entrar en él, podemos rodearlo, tantearlo, acercarnos a él con el deseo y la esperanza de que se abra. El hecho de que se abra no depende de nosotras. Lo que podemos hacer es estar preparadas cuando llegue el momento para poder reconocerlo y entrar de lleno en ese otro orden y otro ritmo donde la vida se despliega en toda su potencia. Este libro pretende ser un preparativo, un lugar donde aclarar ciertos aspectos de los sentidos dados a la menstruación y donde ampliarlos hasta que quepa en la forma de entenderla una posibilidad apertura al misterio de la vida. 1Con la expresión “discurso médico” hago referencia a lo que de forma general dice la medicina. Sobre lo que la medicina dice de los procesos fisiológicos femeninos hay un gran campo de investigación abierto, pues en muchas ocasiones lo que se considera normal en las mujeres no ha sido investigado. A modo de introducción sobre este tema puede consultarse el libro de S. García Dauder y Eulalia Pérez Sedeño, Las mentiras científicas sobre las mujeres. Distingo el discurso médico del “personal sanitario”, de las personas que trabajan en el ámbito sanitario, que pueden o no reproducir este discurso y estar o no de acuerdo con él. 2Sobre el tiempo Cronos como tiempo del patriarcado y otros tiempos remito al artículo en la revista Duodade Mª Elisa Varela Rodríguez “La experiencia y el tiempo de la creación siendo fiel al origen”, nª 33, 2007. 3Del artículo citado de Mª Elisa Varela Rodríguez en la nota 2. 4La mayoría de las mujeres con las que he trabajado son mujeres consideradas sanas por la medicina alopática: mujeres que tienen distintos síntomas durante la menstruación o premenstruación sin tener ningún desarreglo ni enfermedad. El trabajo no ha sido “médico”, sino que ha sido un trabajo sobre el sentido dado a la menstruación y el reaprendizaje de los propios ritmos y necesidades. 5Escribo aquí inspirada por María Zambrano y su sentir unido al pensamiento, el sentir original que emerge de las entrañas y que nos mueve a crear algo. Si te ha gustado lo que has leído puedes conseguir el libro aquí.
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