2/26/2014 0 Comments Peticiones de la doncellaCelebra mi llegada, pues sin un buen recibimiento me será imposible realizar mi cometido.
Mostradme mi lugar en el mundo, mostradme el reino que como princesa aguarda mi llegada, no princesa rosa varada, sino princesa esperada y deseada con un sitio y una misión reservados para mí. Por ello, nada más nacer, entregadme la corona que lleva mi nombre y recibidme con los brazos abiertos: si me dais al nacer lo que me pertenece por derecho propio, no tendré que estar añorándolo el resto de mi vida. No os preocupéis por desentrañar mi misión, de eso me encargo yo. Vosotros confiad en mí y haced todo lo posible por mantener los dones con los que he nacido: todos y cada uno de los dones de la propia naturaleza. Preocupaos por mantener mi libertad, por no limitarla ni por convertirla en miedo. El miedo hará que mis dones vayan menguando hasta desaparecer por completo. Soy la primera de muchas que vienen detrás. De la grandeza de mis alas y la precisión de mis acciones depende que las que me siguen encuentren su lugar y desarrollen su cometido. Vosotros señalad cuál es mi sitio en este mundo. Yo me encargaré de habitarlo.
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2/20/2014 0 Comments El secreto de la doncellaNo hay otra forma de dar en la diana si no es apuntando desde el corazón.
Ni el arco, ni la flecha, ni la diana pueden hacer nada si el corazón no los dirige. Así de sencillo, dijo la doncella. Y se marchó a lomos de su caballo blanco con la aljaba a su espalda. 2/13/2014 0 Comments Me dueleHa llegado el tiempo de la nada, del caos, del vacío.
Mi cuerpo me pide parar. Lo oigo. Lo oigo diciéndome que pare y le preste atención. Siento la presión en mi bajo vientre. Conozco tan bien su lenguaje. Es una ligera llamada a la que fácilmente podría desatender, una ligera presión que no me impediría seguir con mi actividad diaria habitual. Pero hoy siento la necesidad de prestarle atención a esa molestia, de ver qué quiere decirme. Y me siento. Me siento y cierro los ojos. Respiro. Una, dos y tres. Vuelvo a respirar. Uno, dos y tres. Ya estoy dentro. La sangre me lleva muy rápido hacia muy lejos. Ya está. Lo que era una molestia de pronto se convierte en dolor. La presión aumenta y ahora sí, me duele. Me duelen las palabras no dichas, ahora convertidas en eructos. Me retuercen el estómago las variadas formas en las que me vengo manipulando . Me arden por dentro los impulsos no atendidos. Me retumban en la cabeza los sueños no imaginados. Me cargan los riñones el peso histórico de ser mujer. Me contraen el útero los miedos... los miedos... el miedo. Doncella, madre, hechicera... claman por salir y limpiarse de cargas y, con ellas, mi abuela, mi madre, mi hermana... Espero, pacientemente, que llegue la sangre y se lleve todo esto y todo lo demás. Espero, pacientemente, mientras doy gracias a mi cuerpo y bendigo mi sexo. Espero, pacientemente, y confío. |